En resumen
- Derivado principalmente de peces forrajeros (pelágicos pequeños), organismos marinos como peces, krill, mariscos y algas.
- Una cantidad creciente proviene de subproductos (recortes de pescado): actualmente un tercio de la producción mundial de harina de pescado y más del cincuenta por ciento de todo el aceite de pescado.
Pescado forrajero y pescado entero: utilización de un recurso natural para la producción de alimentos
Predominantemente, las especies utilizadas para la producción de harina y aceite de pescado son las especies de peces pelágicos pequeños, a menudo conocidos como “peces forrajeros” debido a su posición en los niveles tróficos inferiores en los ecosistemas marinos. Muchos se alimentan directamente de especies de fitoplancton o zooplancton, y son importantes para proporcionar presas (disponibilidad de alimentos) para los niveles tróficos más altos en esos ecosistemas (Englehard, et al., 2013). Bajo las condiciones ambientales adecuadas, las poblaciones de peces forrajeros pueden ser altamente productivas, y algunos investigadores enfatizan la importancia del medio ambiente, en lugar de la presión de la pesca, para impulsar la biomasa total de la población, suponiendo que exista una gestión adecuada (Hilborn, et al., 2017).
Wijkstrom (2012) también brinda una visión general de las especies clave utilizadas como pescado entero en la producción de harina y aceite de pescado, dividiendo las especies en pescado forrajero de calidad industrial, de calidad alimentaria y pescado para consumo humano. Estas especies, a menudo, tienen mercados de consumo humano directo débiles y su uso en la producción de harina y aceite de pescado asegura que el recurso se utilice de manera eficiente y estratégica como parte del sistema alimentario mundial. Las especies más importantes se enumeran a continuación:
- Peces forrajeros de calidad industrial: Lanzón (Ammodytes spp.), Menhaden del Golfo (Brevoortia patronus), Menhaden del Atlántico (B. tyrannus), Faneca Noruega (Trisopterus esmarkii).
- Peces forrajeros de calidad alimentaria: Anchoveta (Engraulis ringens), Anchoveta Japonesa (E. japonicus), Anchoveta Europea (E. encrasicolus), Sardinella (Sardinella spp.), Capelán (Mallotus villosus), Bacaladilla (Micromesistius poutassou), Espadín Europeo (Sprattus sprattus).
- Pescado para consumo humano: Jurel Chileno (Trachurus murphyi), Jurel (Scomber japonicus), Jurel Japonés (T. japonicus), Sardina Sudamericana (Sardinops sagax), Arenque del Pacífico (Clupea pallasii pallasii), Caballa India (Rastrelliger kanagurta), Arenque del Atlántico (C. harengus), Jurel del Cabo (T. capensis), Sardina Europea (Sardina pilchardus).
Los ingredientes marinos son una piedra angular de la seguridad alimentaria mundial, ya que proporcionan nutrientes de alta calidad a partir de un recurso natural. Aparte de las buenas prácticas de gestión pesquera, los ingredientes marinos requieren una intervención y recursos humanos mínimos para permitir su producción, en contraste con muchos otros ingredientes de alimentos balanceados de la agricultura.
Wijkstrom (2012) explora el uso de los peces como alimento balanceado con cierto detalle, y concluye en el texto de un documento de la FAO que “la práctica de utilizar pescado como alimento balanceado es viable; es decir, el uso de pescado como alimento balanceado es capaz de sobrevivir como práctica durante las próximas décadas”. Un punto clave en la discusión de este documento es el texto que dice: “Con respecto al ‘pescado forrajero de calidad alimentaria’, no parece que la industria de la harina de pescado esté utilizando pescado que los mercados de pescado alimentario podrían haber absorbido. El caso pareciera ser lo contrario: las plantas de harina de pescado utilizan pescado que el mercado de pescado fresco y las industrias de procesamiento de pescado no pueden absorber. Este es definitivamente el caso de los 8 a 10 millones de toneladas de pescado que se procesan anualmente en harina de pescado en Perú y Chile. También parece probable que sea el caso de varias de las ‘especies forrajeras de calidad alimentaria’ capturadas en otros lugares”.
Krill
El krill antártico, Euphasia superba, es la materia prima del aceite de krill (para consumo humano directo) y la harina de krill (utilizada en alimentos acuícolas). La especie ocupa un nicho importante en el nivel trófico inferior del ecosistema marino del Océano Austral, pastando fitoplancton y proporcionando presas a los depredadores marinos (pingüinos y otras aves, focas, ballenas y peces). Debido a su importancia para el ecosistema antártico, la pesquería de krill ha sido gestionada por un organismo multinacional durante muchos años, y los niveles actuales de captura son inferiores al 1% de la biomasa total.
La gestión de las poblaciones de krill es un gran ejemplo de colaboración científica, política e industrial. La responsabilidad recae en la Commission for the Conservation of Antarctic Marine Living Resources (CCAMLR), un organismo internacional compuesto por representantes de 25 países. La CCAMLR se creó en 1980 como resultado de la preocupación por la recolección de poblaciones de krill que había comenzado en la década de 1970 (aunque los cruceros de barcos de investigación realizados por la entonces USSR habían estado evaluando el potencial de las poblaciones desde principios de la década de 1960). Las operaciones de la CCAMLR se basan en una convención acordada en 1982. Además de los 25 países miembros, otros 11 países han aceptado el texto de la convención. La CCAMLR también supervisa otras pesquerías en la región, como las de austromerluza y draco rayado. La Comisión incorpora un Comité Científico y funciona a través de una serie de grupos de trabajo, con la ciencia y los datos sustentando sus actividades.
Saber más: Association of Responsible Krill Harvesting
Subproductos: material valioso con un gran potencial de crecimiento
El crecimiento en la utilización de subproductos permite aprovechar lo que antes era un desecho y desarrollarlo como otra materia prima valiosa a partir de la cual se puede producir harina y aceite de pescado. Hay margen para aumentar la producción de harina y aceite de pescado a partir de subproductos del mar.
El pescado destinado al consumo humano directo, a menudo, se procesa de manera que la experiencia de comer sea más fácil para los consumidores. Dicho procesamiento da lugar a subproductos en forma de cabezas, vísceras, esqueletos, pieles y otros materiales como colas, aletas, escamas, carne picada, sangre, etc. Toda esta materia prima puede representar entre el 30 y el 70 % del peso húmedo del pescado, dependiendo de la especie, y se considera una materia prima valiosa a partir de la cual se puede producir harina y aceite de pescado.
Los subproductos pueden provenir de peces capturados en la naturaleza o del procesamiento de la acuicultura. La mayor parte de la materia prima procede de peces de aleta como los recortes de pescado blanco (abadejo, bacalao, merluza, eglefino y otros), pelágicos como el arenque y la caballa, así como de otras especies como el salmón (silvestre y de acuicultura), el atún, el pangasius y la tilapia.
En cuanto a la reducción de dichos subproductos en valiosos ingredientes marinos, algunas embarcaciones pesqueras están equipadas para conservar o procesar subproductos a bordo en harina y aceite de pescado o, alternativamente, las instalaciones en tierra han desarrollado métodos rápidos de recolección para garantizar que los procesadores tengan una salida confiable para sus subproductos. Hoy en día, cada vez más operadores acuícolas grandes tienen acceso a instalaciones avanzadas que conservan y procesan la materia prima de los subproductos en harina y aceite de pescado. Este es particularmente el caso del salmón del Atlántico, el pangasius y la tilapia de cultivo.
Suministro de subproductos
Como se indicó en el último Informe sobre el Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura (SOFIA, en adelante), la FAO de las Naciones Unidas estima que el total de pesquerías de captura mundial se encuentra en la región de 100 millones de toneladas por año (96,4 millones de toneladas en 2018). Estos niveles de captura se han mantenido relativamente estables desde finales de la década de 1980, principalmente debido a la creciente conciencia de la necesidad de una pesca sostenible. Según las cifras presentadas en el informe SOFIA, el porcentaje de las pesquerías de captura que se utilizó para el consumo humano directo en 2018 fue de aproximadamente 74 millones de toneladas y alrededor de 14 millones de toneladas del pescado de captura restante se utilizaron como materia prima para producir ingredientes marinos. Además de las pesquerías de captura, la industria de la acuicultura es responsable de un crecimiento impresionante en el suministro de pescado para consumo humano y ha producido alrededor de 82 millones de toneladas de pescado en 2018.
El hecho mismo de que el subproducto del procesamiento del pescado se utilice cada vez más como materia prima para producir ingredientes marinos para alimentos balanceados es una gran noticia. De hecho, la utilización de subproductos ayuda a reducir los desechos y, al mismo tiempo, contribuye a la producción de productos de alto valor que promueven la salud de humanos y animales.
El enorme potencial de los subproductos se ha explorado en los siguientes artículos:
Maximizing seafood by-product utilization towards eliminating waste A Namibia pilot study | Friends of Ocean Action / World Economic Forum | 2022 |
The rise of aquaculture by-products: Increasing food production, value, and sustainability through strategic utilization | Stevens, J. R., Newton, R. W., Tlusty, M., & Little, D. C. | 2018 |
University of Stirling Report on Future Availability of Raw Material, and Calculations of Fishmeal and Fish Oil Production over the next 5 and 10 years | IFFO | 2016 |
Waste Not, Want Not...article by Brett Glencross (March 2023) |
Obtenga más información sobre los subproductos aquí.
Suministro responsable
La industria de ingredientes marinos tiene una cadena de suministro compleja pero bien conocida con una serie de esquemas de certificación y mejoría bien desarrollados. Con una gran cantidad de datos e información brindada a lo largo de muchos años, la industria puede garantizar la producción continua de alimentos balanceados e ingredientes nutracéuticos de alta calidad.
Comenzando con el pescado, la industria trabaja arduamente para garantizar que las propias pesquerías continúen produciendo en un rendimiento máximo sostenible mientras protegen el ecosistema marino más amplio a través de una gestión pesquera eficaz. Esta gestión pesquera se basa en principios bien reconocidos con una sólida base de evidencia, como por ejemplo el Código de Conducta para la Pesca Responsable (CCRF, por sus siglas en inglés) de la FAO. Para respaldar el abastecimiento responsable, existe una serie de esquemas de certificación (por ejemplo, MarinTrust, MSC), que garantizan la confianza mediante esquemas auditados independientemente sobre el desempeño de las pesquerías. En la actualidad, más del 50 % de la producción combinada mundial de ingredientes marinos está certificada con el estándar MarinTrust y este número seguirá aumentando. En áreas donde aún no se puede lograr la certificación, se establecen Proyectos de Mejoramiento Pesquero (FIP, por sus siglas en inglés) para ayudar a las pesquerías a trabajar hacia la sostenibilidad y comenzar el proceso hacia una futura certificación.
Una vez en la planta, los esquemas de certificación permiten que este recurso vital conserve su alta calidad inherente y que se utilice correctamente a lo largo del proceso de producción. Para conservar la alta calidad durante el envío y el almacenamiento, se hace uso de antioxidantes que aseguran el valor nutricional completo de los ácidos grasos omega-3 de cadena larga (EPA y DHA) que se brinda al consumidor a través de la incorporación a alimentos balanceados compuestos o directamente a través de capsulas de aceite de pescado. Las plantas que aún no han logrado la certificación pueden iniciar el proceso a través del Programa de Mejoramiento de MarinTrust (IP, por sus siglas en inglés).
Para obtener más información: Las últimas investigaciones se pueden encontrar en nuestra página de estudios de interés sobre gestión pesquera. |
Gestión de poblaciones
La gestión de estas poblaciones se basa típicamente en sistemas y enfoques que permiten la productividad inherentemente variable que resulta de una variedad de factores como la historia de vida de la especie y las condiciones ambientales prevalecientes para la población en cuestión. Un ejemplo obvio de la influencia de las condiciones ambientales es la productividad de la población de anchoveta peruana, donde los impactos negativos sobre la biomasa de la población por eventos de El Niño en el Pacífico Sur están bien documentados (Ñiquen y Bouchon, 2004). Los enfoques de gestión, al menos en algunos casos, se están volviendo bastante sofisticados, y cada vez son más capaces de explicar parte de la variabilidad natural. Los avances científicos indican que diferentes enfoques para diferentes especies y poblaciones son la forma de maximizar el rendimiento, y los enfoques personalizados bien podrían ser el camino a seguir (Sipie et al., 2018). Sin embargo, una cosa que las estrategias de gestión tienen en común es el establecimiento de reglas de control de captura (HCR, por sus siglas en inglés) para garantizar que quede suficiente biomasa de la población de desove en el agua para asegurar poblaciones de desove exitosas y el reclutamiento futuro de peces juveniles en la pesquería, asegurando así que la pesquería siga siendo productiva a lo largo del tiempo. Las HCR se basan en el acceso a buenos datos sobre la población en cuestión y tienen en cuenta los efectos ambientales y el ecosistema en la pesquería (Kvamsdal et al., 2016). En última instancia, es del interés de todos garantizar que la población de peces forrajeros en la pesquería no se explote por encima de los límites que aseguren una productividad continua. El concepto de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) sigue siendo fundamental para los principios de gestión pesquera y generalmente se adopta en todas las poblaciones de peces forrajeros (Hilborn et al., 2022).
La gran mayoría del pescado que se utiliza en la harina y el aceite de pescado se captura mediante redes de cerco o redes de arrastre de media agua, donde el objetivo son especies únicas como la anchoveta peruana. Una excepción a esto es el sudeste de Asia, donde la pesca con arrastre de fondo captura una mezcla de especies que luego de ser desembarcadas se dividen y una parte se destina a la producción de alimentos acuícolas.
Complejidades de la gestión de poblaciones mixtas
Muchos de los desafíos en la gestión pesquera moderna ocurren en las pesquerías donde hay poblaciones mixtas de peces. En estas pesquerías, el establecimiento de cuotas para especies individuales a veces puede resultar en la captura accidental de especies no objetivo, y este es el trasfondo del tema de los descartes en muchas pesquerías, pero en la UE se aborda dentro de la Reforma de la Política Pesquera Común. Hay muchas otras pesquerías en las que ocurre este problema, y es un problema central para algunas de las poblaciones en el sudeste de Asia (Ref., Informe SEA). Cuando hay muchas más poblaciones explotadas dentro de una pesquería, es evidente que la modelación, el establecimiento de cuotas, la aplicación y la gestión de las poblaciones en general son mucho más complejos. En contraste, las pesquerías de pequeños pelágicos se caracterizan, en muchos casos, por ser una sola especie que domina la pesquería. El modelado de estas poblaciones es menos complejo y se están realizando mejoras continuas en los enfoques (Yatsu, 2019). Por supuesto, todavía estamos hablando de recursos naturales que están sujetos a fluctuaciones impulsadas por numerosos factores, pero, en esencia, son comparativamente menos complejos de gestionar que las pesquerías alimentarias estándar de poblaciones mixtas. La importancia de las evaluaciones de las poblaciones y los datos precisos sobre los cuales basar las estrategias de gestión no se pueden enfatizar demasiado, y esto se ha destacado recientemente como uno de los aspectos más importantes de la gestión pesquera exitosa a largo plazo (Hilborn, et al., 2020).
La siguiente figura muestra la captura total de peces forrajeros de los datos de captura de la FAO. |
Desde 2007, un equipo internacional de científicos, incluidos académicos, personal de agencias pesqueras y personal de ONG, ha estado recopilando datos sobre el estado de las poblaciones de peces en todo el mundo. En la actualidad, esta base de datos incluye más de 1200 poblaciones de peces individuales que constituyen aproximadamente la mitad de los desembarques mundiales. Los principales vacíos en la base de datos son las grandes pesquerías del sur y sudeste de Asia, incluidas China, India, Indonesia, Tailandia, Corea, Taiwán, Malasia y Vietnam. Europa, África del Norte, el Mediterráneo y el Mar Negro, las Américas, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda están bien cubiertos. Esta base de datos está disponible en www.ramlegacy.org. Puede encontrar el artículo completo de Ray Hilborn aquí. |
Además del dominio (a menudo) de especies individuales en una pesquería, la historia de vida y la biología de muchas de estas especies conllevan aspectos que respaldan una productividad muy alta. Por lo general, estos son peces de rápido crecimiento que maduran temprano y que son altamente fecundos y producen una gran cantidad de huevos. Cuando las condiciones son adecuadas, la productividad puede ser extremadamente alta. La temperatura es un factor importante en el reclutamiento, así como la disponibilidad de alimentos, los sistemas de corrientes oceánicas e incluso aspectos conductuales, como el tiempo necesario para exhibir un comportamiento a nivel cardumen para evitar a los depredadores (Somarakis et al., 2019). Existen potencialmente muchos factores que pueden influir en la biomasa de la población, y muchos de ellos pueden tener efectos que exceden los de la presión pesquera.